¡¡¡Salvados!!!

Y por fin, SALVADOS!!! Pero aunque parezca que salto de alegría, no es así y es que el futuro del Grupo Capitol se presenta muy incierto. Son muchos los puntos a escudriñar en este análisis, y muchas las reflexiones que se pueden hacer, así que intentaré no andarme por las ramas y si así lo hiciera, os emplazo a un futuro post que complete éste.

La jornada del sábado para el Grupo Capitol Valladolid (a partir de ahora: GCV) parecía relajada porque, como expliqué en el post anterior, la salvación era -salvo hecatombe- un hecho. Pero eso no les da derecho a los jugadores a comportarse como lo hicieron en los dos últimos partidos. en el último partido en Pisuerga, la actitud del equipo me recordó a los tiempos de Paco García, anterior entrenador del GCV, en los que tipos de dos metros vagaban por la cancha con los brazos caídos y el cuerpo tan agachado que decrecían veinte centímetros. Y es que la afición no se merece eso y mucho menos un club tan histórico como Valladolid. Recordemos que por aquí han pasado estrellas de la talla de Corbalán, Nate Davis, Carmelo Cabrera, Sabonis, Oscar Smith, Fetissov... Valladolid era el trampolín desde el que se daban a conocer para luego llegar a equipos grandes y consolidarse como las grandes figuras que fueron. Pero ¿ahora?, ahora nos hemos convertido en un equipo de retales, retales que hay que coser y descoser una y otra vez hasta completar una manta que más o menos nos abrigue y nos dé cierta seguridad hasta final de temporada. Pero una vez finalizada la liga, otra vez a descoser porque hay otros tejedores interesados en nuestros retales y, mientras les vemos alejarse de las orillas del Pisuerga, nos quedamos de brazos curzados sin saber qué hacer y dónde buscar. Pero este tema lo analizaré en otro momento.

Volviendo a lo del partido del sábado, si miramos las estadísticas, nos daremos cuenta de lo que digo. De los 11 jugadores que utilizó Javier Imbroda, tan sólo tres pasaron de los 10 ptos, el mismo número que los del Barça, pero con la "insignificante" diferencia de que nuestros jugadores sumaron 11, 13 y 16 ptos, mientras los culés anotaron 11, 15 y... 29!!!! ¿quién tenía que defender a Navarro? Vale que es un grandísimo jugador, pero ¿el defensor? ¿tuvo algún tipo de oposición o tiró a placer durante todo el partido? Si un jugador te mete 16 ptos en los primero 20 minutos, como ocurrió en la Ciudad Condal, ¿qué tienes que hacer en la segunda parte...? DEFENDER HASTA LA EXTENUACIÓN!!! Pero en fin, ésta es la muestra de la defensa que realizaron los hombres de Imbroda en el Palau. Sigamos con más estadísticas: en tiros a canasta, hay más que un abismo: mientras ellos anotan 27 de los 41 tiros lanzados -66% de acierto- (ya son 54 puntos), nosotros metemos un paupérrimo 35%, es decir, 15!!! de 43!!! (30 míseros puntos). El problema está en que, si no eres muy superior en otra faceta del juego, apaga y vámonos. Y eso es lo que debieron pensar los jugadores del GCV, "total, como ya estamos salvados..." El resto de las estadísticas de tiro son muy similares entre los dos conjuntos, 7 triples logrados, tres tiros libres más para los pucelanos, e incluso en rebotes, cuatro más para nosotros. Pero luego... el Barça repartió 20 asistencias por 7 moradas, robó el doble de balones, sólo pierdió 8 balones por 12 nuestros, nos hizo 5 mates y acabó con 115 ptos de valoración y nosotros con 57. Vamos, que fue la crónica de una muerte anunciada...

Pero lo malo no es perder, porque caer frente al Barcelona entra en los pronósticos, lo malo es la actitud. Imbroda lo dijo al llegar a Valladolid, "hay que ganar por esta afición, porque es incríble que 5.000 personas hayan venido cada sábado a ver y a animar a un equipo que está abajo desde el principio". Y tiene razón, quienes me conocen saben que voy al baloncesto desde niña y que corre sangre morada por mis venas, pero lo de este año en el Pisuerga ha sido increíble. Hacía mucho tiempo que no veía un polideportivo tan abarrotado partido tras partido y con tanta gente aniando y aplaudiendo cada jugada bonita que veíamos. La afición este año se merece un premio y éste podría haber llegado en el último partido en casa frente al Gran Canaria, pero los jugadores, sabedores de que la plaza estaba casi asegurada, se relajaron y no lucharon el partido, dejando a los aficionados un mal sabor de boca que no nos merecíamos. Pero en fin, ya estamos acostumbrados a los sinsabores de este equipo al que queremos, con el que disfrutamos desde hace años y al que sólo pedimos dos cosas: PROFESIONALIDAD y CONSTANCIA

El vídeo se ve un poco mal, pero deja constancia del ambientazo vivido este año en el Polideportivo Pisuerga